Un gesto, o la ausencia de él, puede definir una crisis. La imagen del desastre de Ducati en Phillip Island no fue la de Pecco Bagnaia arrastrándose por la 19ª posición en la Sprint Race; fue el silencio y la mirada perdida entre el piloto y su jefe, Gigi Dall'Igna, segundos después en el box.
La escena fue captada por las cámaras y es, sin duda, un cuadro perfecto que define lo que está ocurriendo en el box de Borgo Panigale. Un Bagnaia devastado entra al garaje del Ducati Lenovo Team. En su camino hacia la silla se cruza con Dall'Igna, el máximo responsable de Ducati Corse. No hay palabras. No hay un gesto de ánimo. Ni siquiera cruzan las miradas. Un instante glacial que evidencia la fractura y la tensión extrema que se vive en el equipo.
Acto seguido, Bagnaia se dejó caer en su silla. Sin quitarse el casco, sin ni siquiera levantarse la visera, el bicampeón del mundo agachó la cabeza durante largos segundos. Era la viva imagen de la derrota absoluta.
El motivo de semejante funeral fue una actuación que el propio piloto no dudó en calificar con una dureza extrema. “La Sprint de hoy ha sido bastante humillante, estar ahí y no poder luchar, no poder hacer nada, rodar 2 segundos más lento que mi propio ritmo de los entrenamientos. Es difícil de aceptar”, declaro al micrófono de SKY Sport.
El sábado del italiano fue un calvario desde el inicio, clasificando 11º y recibiendo una sanción. Pero en la carrera corta, la GP25 se volvió ingobernable. "En carrera ha sido realmente difícil desde el inicio: tenía tantos movimientos, tantas veces he tenido que cerrar el gas en fase de aceleración, precisamente por estos movimientos”, confesó Pecco.
Los datos no mienten. El viernes, Bagnaia rodaba en ritmo de 1:27.9s. El sábado, su media se desplomó a 1:30.0s. Mientras el ganador Bezzecchi volaba, Pecco terminó a más de 32 segundos. Peor aún: Fabio Di Giannantonio, con una GP25 idéntica, fue 2.1 segundos por vuelta más rápido.
El problema es que la situación se repite y el equipo parece perdido. “Es difícil de explicar sinceramente", admitió Bagnaia. "Hemos intentado analizar los datos y está extremadamente claro lo que sucede en la moto, pero no se entiende bien el motivo. No es la primera vez que sucede este año este tipo de problema, es el mismo que hemos tenido en Indonesia y en otras situaciones”, lamentó.
La impotencia es total: "Cuando ya no eres quien manda sino que eres el pasajero, se vuelve realmente duro. En una pista con una velocidad media así de alta y con tantos baches, se vuelve todavía más difícil".
En Borgo Panigale no encuentran la tecla. La frustración crece porque el fallo parece escapar a la lógica del equipo. “Hemos llegado a la conclusión de que no es un aspecto de setup ni de electrónica, sino de otra cosa. [...] Es algo que está fuera de las capacidades del equipo”.
Fue un día negro para la marca, que por primera vez en la era Sprint no colocó a ninguno de sus pilotos en el podio. La situación llevó a Bagnaia a lanzar un dardo cuando le preguntaron si la Ducati seguía siendo la mejor moto: "¿Si es todavía la moto mejor? Pienso que si Marc hubiera estado aquí habría terminado en el podio, así que quizás todavía lo es”, espetó. Una clara señal de que el problema, a su juicio, está en sus motos. “Nuestra moto es fuerte cuando va todo bien, pero por algún motivo las mías dos no están funcionando normalmente”.
Pese al hundimiento moral, Bagnaia quiso mandar un mensaje a la afición. “Pido disculpas por el rendimiento porque los fans no merecen un resultado así. Que sepan que estamos trabajando para volver ahí delante”.
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Mientras tanto, el ambiente en el box es irrespirable, como demuestra el tenso momento captado a la llegada del piloto:
A tough #TissotSprint for Ducati who for the first time won't have a bike on the podium 👀#AustralianGP 🇦🇺 pic.twitter.com/XW2Ga4KH9x
— MotoGP™🏁 (@MotoGP) October 18, 2025